Las navidades en general son difíciles para todos, pero para las personas que están pasando por un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) pueden ser un auténtico infierno. De hecho, cuando estudia el máster de trastornos de la conducta alimentaria, hacía prácticas en la unidad de un hospital día y veía como los pacientes iban empeorando hasta forzar su propio ingreso, por el miedo de pasar las navidades en casa, y tenerse que enfrentar a ellas.
Nos es muy difícil imaginar, que estas personas lidian en cada comida con su voz enferma que les dice que no coman, y su parte más sana y racional que saben que su recuperación pasa precisamente por no escuchar a la otra voz, y comer.
Con la idea de facilitar un poco la vida a pacientes y familiares este artículo, es como una guía de buenas prácticas para que la navidad sea un camino más dulce para todos.
En realidad todo lo que se recoge en este artículo podría aplicarse para a todos nosotros, con ello lograríamos una sociedad con mejor salud mental y ayudaríamos a prevenir los trastornos de la conducta alimentaria, que cada vez son más frecuentes y en edades más tempranas.
